¿De qué hablo cuando escribo?
Con el corazón despeinado
Cada vez que vienen los recibo con la loca y profunda convicción de que tres días, tres semanas, o lo que sea que vayan a estar, es una eternidad. Que tenemos todo el tiempo del mundo delante de nosotros. Con la agilidad del viento, nada más instalarse ya Leer más…