
En julio de 2015 fui a reencontrarme con Madrid, la ciudad de mi padre y, por ello, también la mía. Y digo reencontrarme porque hacía demasiados años que no pasaba en ella más de dos o tres días. Difícil familiarizarse con una ciudad en un tiempo tan corto.
Durante los muchos días que pasé ahí hice lo que cualquier turista: paseé por sus calles, visité museos, iglesias, palacios, plazas (sobre todo la de Cibeles, mi favorita), fui varias veces a la terraza de Bellas Artes para ver, desde su altura, la magnificencia de esta ciudad grandiosa, cálida y acogedora. Por supuesto, no me faltó la foto en la Puerta del Sol, en el punto exacto donde se encuentra el kilómetro cero de España.
Pero también intenté, por dos semanas, ser parte de la vida diaria de Madrid. Hice la compra en el supermercado más cercano al piso en el que me instalé, fui al correo, me quedé en casa leyendo, caminé al paso que marcaban los días.

Ayer hice otro tipo de turismo aquí, en Guatemala. El que muchos hacemos solo cuando vienen familiares o amigos del extranjero, cuando ir al mercado y al parque central se convierten en un paseo obligatorio. Esta vez, las visitas fueron unos amigos chilenos de una de mis hijas.

Caminando por el parque y frente al palacio, les mostré la placa de bronce de donde parten todos los caminos de esta patria mía que, por casualidad o no, siguiendo rutas insospechadas, se entrelazaron con los caminos de España y me hicieron nacer aquí.
Por supuesto, me tomé la foto de ley, como cualquier turista, como cualquier local.
Qué bien se siente saber que tengo dos
kilómetros cero de dónde partir. Y dos kilómetros cero a dónde volver.
2 comentarios
Unknown · febrero 8, 2016 a las 3:09 am
Afortunada, tener dos caminos es un privilegio, quizá esa sea la causa de tantas palabras encontradas que la siguen y la encuentran en cualquier callejón. Siga escribiendo!
Patricia Fernández · febrero 8, 2016 a las 3:20 pm
Mil gracias por leerme. Y sí, con los años he descubierto que esa sensación que por tanto tiempo me causó desasosiego, ahora me gusta mucho.